
A menudo
se me antoja que tú y yo
somos de alguien hormigas ignorantes
expuestas al azar indiferente
de su mortal pisada.
Y que son estas calles que transito
enormes vericuetos,
cauces de asfalto
para una enorme procesión de hormigas
afanosas y ausentes
que ilusionan ser libres.
Pequeñez ignorante y orgullosa,
presa de su hormiguero.
.
Yo lo pienso también. Trato de verme desde una perspectiva fuera de mi para tratar de ponerme en el contexto adecuado.
ResponderEliminarBesos, Almena
yo creo que comparto contigo ese sentimientos... muchas veces me siento hormiga.
ResponderEliminarBsss. ¡tanto tiempo! ¿cómo estás?
Nos vemos.
Yo pienso que somos más pequeñitos todavía, que somos mitocondrias prepotentes, que la tierra es una célula y nosotros simples filamentos de su membrana, o puede que sus parásitos, porque las células también pueden tener parásitos. En todo caso, como bien dices, somos una pequeñez ignorante y orgullosa presa de nuestro minúsculo concepto del mundo.
ResponderEliminarMe encanta lo que nos has regalado hoy. Me encanta.
Un besazo
Que razón tienes, se nos puede considerar como hormigas que van y vienen alocadas como si no lleváramos rumbo alguno. La pena es que los humanos no seamos tan trabajadores como ellas.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Almena, te felicito, es un poema precioso y además veraz, tan veraz como que nuestras vidas son una insignificancia en el transcurso de la Historia, y no digamos en el conjunto del Universo.
ResponderEliminarPor otro lado, hoy que es el Día de los enamorados y de la amistad, es bonito recordar y tener presente que significamos mucho, que somos algo grande, para quien nos ama y para quien cuenta con nuestra amistad.
Un fuerte abrazo, y gracias por tus visitas.
Es un buen tema para reflexionar y bajar unos cambios en nuestras vidas, nos creemos dueños del mundo y por eso en vez de cuidar de el, mos empecinamos en destruirlo, en ese sentido las hormigas son mejores que nosotros.
ResponderEliminarCierto, y qué divertido es ser hormiga descarriada y hacer mucha roncha por ahí, hehee...
ResponderEliminarSaludos!
Yo, a veces, me siento así. Un beso
ResponderEliminarSe creen libres, pero van encadenadas a las demás. Nos.
ResponderEliminarQuizás seamos hormigas para un ser invicible y superior, a veces eso parecemos en sus colosales manos.
Besos
me gusta mucho, amiga... buen día
ResponderEliminarLa libertad hay que ganarsela cada día, cada mañana cuando te levantas... poco a poco, no vale de nada..... dejar que otros realizen por ti tus tareas.
ResponderEliminarMe gustó la reflexión, breve y concreta.
Un abrazo
Uf, que razón tienes..
ResponderEliminar¿Sabes lo que más me duele?, eso que dices: tenemos la ilusión de ser libres. Nos lo creemos.
Besos querida.
Cierto, que poquito somos... pero cuánto nos queremos!.
ResponderEliminarUn besote!.
Eso de ser libres es algo que se indica en el pack de instrucciones de uso de la democracia. Pero, en la realidad, no existe.
ResponderEliminar¿Qué posibilidades tenemos de que alguna bota nos aplaste? En la ciudad, muchas más que en el campo.
Los habitantes de las ciudades somos más vulnerables porque dependemos de entramados sociales que pueden venirse fácilmente abajo: la crisis económica es un buen ejemplo.
De cualquier manera, la ley del hormiguero es muy cruel: nuestras leyes humanas no lo son menos,especialmente, con los más desfavorecidos.
Termino porque tú has condensado un tema profundo en pocas palabras...pero hay que ver todo lo que nos hace plantearnos y, por supuesto, no está cerrado.
Hormiguitas viandantes.
ResponderEliminarPienso lo mismo.
ResponderEliminarNos creemos tanto, y somos tan diminutos en perspectiva.
...esas diminutas, laboriosas y testarudas hormigas -las reales, quiero decir-, capaces de dibujar, con sus cuerpos, prolongadas líneas desde su diminuto apartamento al azucarero del estante de arriba de la cocina, en el segundo piso...
ResponderEliminarY sí, quizás, algunas veces, los seres humanos -tan pomposa y absurdamente considerados "superiores"- no seamos sino hormigas de calzada y acera, aparentemente de vuelta de todo, pero con la misma fragilidad inconsciente de las auténticas.
Un saludo (con sabor a té verde ligeramente dulcificado con azúcar negrilla de la que -todavía- las hormigas -reales- no han catado).
Me imagino que muchos nos hemos sentido así alguna vez, bien por nosotros mismos o porque alguien intentó que así fuera. Menos mal que no dura mucho tiempo ese sentimiento.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues lo que es a mi menda, mi elección personal de aplicar la metodología necesaria para sentirme feliz, no me la impide nadie
ResponderEliminarY sobretodo, es para sentirse así, si no somos capaces de levantar nuestra cabeza y ver un poquito más allá de nuestras cortas miras.
ResponderEliminarUn abrazo
Hormigas ambulantes, títeres del tiempo y sus circunstancias.
ResponderEliminarUn beso.
Odio a las hormigas, enemigas de mis arboles, si llego a ver una cerca de ellos...
ResponderEliminarLindísimo texto!
ResponderEliminarMuy acertado tu poema. Somos hormigas, desde luego, al servicio de quienes nos emplean. Y después de pensar eso me pregunto qué sentirán esos insectos que llamamos hormigas. Besitos, guapa.
ResponderEliminarMe gusta que seas hormiguita escribidora...que sí.
ResponderEliminarBesos de hormiguito.
Un hormiguero de imágenes alrededor del hoyo y sus laberintos poéticos donde el invierno se avitualla el buen recaudo.
ResponderEliminarUn gusto leerte, Almena.
Saludos...
Que ilusos somos a veces.. Me ha gustado. Besos
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