15 junio 2005

CONFIAR ¿cuestión de hormonas?

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Se me antoja, cuando menos, inquietante. Leo una noticia publicada por la revista Nature, en la que se asegura que un estudio de la Universidad de Zurich confirma la existencia de una hormona, la oxitocina, que aumenta la capacidad de confiar en los demás. Y que es suficiente con solo respirarla para hacernos confiar en quien tenemos enfrente. Para entregarle nuestro dinero, nuestra intimidad, nuestro voto (sí, también el político)

Suena a ciencia-ficción, pero el experimento ya ha sido oficialmente publicado. Se ha llevado a cabo con un simple spray nasal. Al parecer la oxitocina se produce en el hipotálamo y se ha descubierto que una de sus funciones es la de enviar mensajes a neuronas de otra parte del cerebro -la amígdala- región vinculada con las emociones y con el comportamiento social. Entre otros muchos aspectos, interviene, por ejemplo, en reducir la natural resistencia que tienen los animales ante la proximidad de extraños, lo que es conocido como comportamientos de acercamiento. Los investigadores de la Universidad de Zurich, con Michael Kosfeld al frente, intuyeron que esta hormona también podría estar influyendo en las conductas confiables de los seres humanos. Y así es efectivamente, según han experimentado.

Señalan los autores del estudio que esto abre las puertas para la investigación de enfermedades en las que la confianza se halla muy reducida, como el autismo. O bien excesivamente aumentada, como niños que confían ingenua y cándidamente en cualquier extraño.

Pero ya se advierte, según el Dpto. de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad Iowa, que la comercialización de este spray con oxitocina podría también llevar a abusos. Y se imagina a los líderes políticos "fumigando" oxitocina con generosidad a los asistentes a un mítin. O influyendo en nuestra confianza en productos de consumo.

¿Quizá yo estaré falta de oxitocina? lo cierto es que la noticia, como digo al principio, al menos me inquieta. ¿Cómo "confiar" ya en el propio criterio, en la propia facultad de discriminar? ¿cómo saber en cada momento si son los míos, los genuinos, o están siendo "oxitocinados" por quien tengo frente a mí?.

(Después lo busqué en internet. En los dos enlaces del texto se desarrolla ampliamente la noticia)

1 comentario:

AleMamá dijo...

Me entusiasman los temas así, de las posbilidades del cerebro, etc. Es como el espacio, mientras más se ve menos se comprende y más admirable aparece la Creación. ¡Ahora a cuidarla!