Releo a Pessoa y a su "Libro del desasosiego". En Pessoa (en Bernardo Soares) soñar no es "preciso". En él soñar no es sinónimo de idealizar, de imaginar, de evocar... En él parece un sino, una predestinación, una vocación.
"Yo nunca hice otra cosa que soñar. Ese ha sido, y sólo ese, el sentido de mi vida. Nunca tuve una verdadera preocupación salvo mi vida interior. Los mayores dolores de mi vida se desvanecen cuando, abriendo la ventana hacia dentro de mí, puedo olvidarme en la visión de su movimiento.
Nunca aprendí a ser más que un soñador. Nunca presté atención a quienes me hablaron de vivir. Pertenecí siempre a lo que no está donde estoy y a lo que nunca pude ser. Todo lo que no es mío, por muy bajo que sea, tuvo siempre para mí poesía. Nunca amé otra cosa salvo cosa alguna. Nunca deseé sino lo que ni siquiera podía imaginar. Nada pedí a la vida sino que pasara sobre mí sin yo sentir. Del amor apenas exigí que nunca dejara de ser un sueño remotísimo. En mis propios paisajes interiores, irreales todos ellos, fue siempre lo lejano lo que me atrajo, y los acueductos que casi se esfumaban en la distancia de mis paisajes soñados tenían una dulzura de sueño en relación con otras partes del paisaje -una dulzura que hacía que yo pudiera amarlos."
Nunca aprendí a ser más que un soñador. Nunca presté atención a quienes me hablaron de vivir. Pertenecí siempre a lo que no está donde estoy y a lo que nunca pude ser. Todo lo que no es mío, por muy bajo que sea, tuvo siempre para mí poesía. Nunca amé otra cosa salvo cosa alguna. Nunca deseé sino lo que ni siquiera podía imaginar. Nada pedí a la vida sino que pasara sobre mí sin yo sentir. Del amor apenas exigí que nunca dejara de ser un sueño remotísimo. En mis propios paisajes interiores, irreales todos ellos, fue siempre lo lejano lo que me atrajo, y los acueductos que casi se esfumaban en la distancia de mis paisajes soñados tenían una dulzura de sueño en relación con otras partes del paisaje -una dulzura que hacía que yo pudiera amarlos."
(Del "Libro del desasosiego")
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