07 diciembre 2005

En vertical



MADRID - AZCA

La verticalidad.
Aséptico Madrid de torres orgullosas.
Los planos que se elevan, apuntando a las nubes.
La verticalidad total
que impide a la mirada ver al otro a su altura,
encontrarse en sus ojos.
Desafiando a la ley gravitatoria
los planos que se elevan,
que se alejan del suelo, tan real.
Y miramos al otro desde arriba
que nos hace sentirnos superiores.
Marchamos entre torres de cristal y cemento,
enhiestas, orgullosas, fragilidad que ignoran.
La mirada se eleva y ya no encuentra el cielo,
sólo los orgullosos planos verticales
que no dejan mirar a las estrellas.

28 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sigo prefiriendo esos edificios bajitos.. pr q le vamos a hacer?? pronto estaré de vuelta en madrid voy a ver a sabina.. besos grandes

ideas dijo...

interminables edificios que osan tocar las estrellas, que nos acercan al cielo...

Lula Towanda dijo...

Al poco del 11-S tuve una reunión en el piso 24 de la torre Picasso. Se me hizo eterna de las ganas que tenía de salir. Nada de miradas de superioridad: vértigo y miedo.

Anónimo dijo...

Me gustaría encontrar, al mirar hacia arriba, sólo las estrellas, y al mirar de frente sólo unos ojos.

Besos

Anónimo dijo...

Si y además esos edificios nos ocultan la verdad del sol.
Un abrazo.

Tastavins dijo...

Muy chulo tu texto. La verdad es que poder escapar al campo o la playa y redescubrir la horizontalidad de la mirada es un alivio :)
Salu2!

Sujari Bejarive dijo...

Los rascacielos son el símbolo de la vanidad y soberbia humana. Y tengo una amiga que añade, que además son los frutos de las frustraciones sexuales de muchos arquitectos y promotores impotentes.

senda de luz dijo...

Holas saludos,

vaya vaya. la zona de Azca siempre fué y es un punto de ebullición, de grades despachos, oficionas,
de reuniones sin fin, de ajetreo, de movimiento de tráfico,

es el manhatan de Madrid....

y me lo conozco bastante bien, hace años pasé por ahí para hacer precisamente fotos de tipo de arquitectura hacia esos colosos que se alzan desafiando la gravedad, los grandes gigantes de las ciudades....

en parte me gusta la arquitectura y me gustan algunos de estos edificios, aún así , como tu dices, no nos dejan ver las estrellas,

para eso, hay que salir bien fuera de la capital, y escapar de la contaminación lumínica, y porqué no, el mundanal ruido,
la siierra norte de Madrid es un buen lugar....aunque llendo hacia Guadalajara, antes de llegar, y pasando Alcalá de Henares, hay sitios donde se puede observar decentemente.....

aún tengo las fotos de la plaza picaso por ahí.... llegué a entrar en la misma torre picaso, cuando por aquel entonces estaba Canal PLUS ahí.....

que recuerdos... : )

eso de la verticalidad, te lo podrían decir aquellos que se juegan el tipo limpiando cada una de esas ventanitas de cristal de los colosos de la ciudad : )

abrazos

Ana M. García dijo...

Por muchos colosos de cristal y hierro que construyamos nunca se podrá igualar a las montañas, a las inmensas cascadas, a los temibles volcanes dormidos...
Desde los altos colosos de cristal las estrellas no se ven porque nos ciega otra luz, desde una sencilla y solitaria colina el cielo explota sobre nosotros...
un besito
M.

Anca Balaj dijo...

Lo triste es no encontrar ya el cielo, al sol...

Me ha gustado tu texto.

Un beso

Anónimo dijo...

Pues a mi me gustan las torres en altura....deformación profesional, supongo. Claro que tambien puede ser porque no les considero culpables de no dejarme ver las estrellas. Eso se lo reprocho a la contaminación lumínica de nuestras ciudades. A esa sí que no la trago :)

Musus!!

lil dijo...

No me gusta el paisaje urbano en general, pero yo trabajo en uno de esas torres, y tiene cierto encanto. A veces subo al último piso sólo para contemplar el paisaje. Los árboles de La Castellana, en primavera, se ven como un alfombra de verdes; el cielo está cerca y se divisan, en invierno, unos anocheceres impresionantes. Tienen una parte buena aunque parezca absurdo.

Un besito, almena

Anónimo dijo...

Saludos:

Desde el Caribe en:

http://imaginados.blogia.com

¡Ya comenzó por acá la vanidad¡
¡Qué hermoso¡. Coloqué por allá tradiciones sobre la ceiba. Hasta pronto.

Oscar Pita Grandi dijo...

Por el centro financiero de Lima no hay edificios tan altos, pero lo que m'as gusta es la vida que se forma entre ellos. A veces provoca cerrar los ojos y hacer que todo se paraliza, incluso el ruido y solo estar ahI, parado al centro de todo, rodeado de tanta gente y tanto edificio pero tan solo.

Anónimo dijo...

Altos, impolutos y orgullosos. No he entrado nunca a un edificio más alto de 8 plantas y ya me pareció agobiante.

También hay gente que se cree tan altas como estos colosos y te miran por sobre elhombro menospreciando a otras.
Un abrazo

almena dijo...

muchas gracias a todos
yo también, durante dos años, trabajé en la planta 17 de una de esas torres.
Y es cierto que se trataba de una mezcla de sensaciones encontradas lo que (sobre todo al principio) me transmitía aquella altura y la vista tan cercana de los "colosos" vecinos.
Un abrazo a todos, a cada uno : )

Anónimo dijo...

Todo puede tener su encanto; depende del estado de ánimo con que lo contemplemos.

Un abrazo

YUME dijo...

アルメナ -san... !todavía sigo con esto de escribir los nombres, o los nicknames en japonés!... espero que no te importes... es la primera vez que escribo aquí. Gracias por tus comentarios... para nada verticales...

Anónimo dijo...

Sentimos una mezcla de admiración y rechazo hacia ellas. Admiración porque a veces nos delumbran con su estética. Y rechazo porque nos alejan de nuestra necesaria y acostumbrada perspectiva. Quizá por eso hayan sido símbolo siempre de tantas cosas.

Un beso.
;)

Anónimo dijo...

almena, todo eso es verdad, la parte elevada de la ciudad. En mi antiguo barrio (creo que tb el tuyo) aún se pueden encontrar alguna que otra de las antiguas casitas que había hace décadas, con una reja que da entrada a un pequeño patio, como islas en mitad del mar.
Un besazo niña!

Anónimo dijo...

Yo gozo del lujo y privilegio de residir en un entorno natural rodeado de bosques de encinas, abedules, fresnos, robles y abetos; con sendos caminos que, alfombrados de verde y de bellotas, nos conducen a mis perras y a mí hasta arroyuelos que nutren a Valmayor; a 12 km de El Escorial, pero en su término municipal; aunque, a decir verdad, este año lo han nutrido bien poco. En los días nítidos cómo hoy, miro por la ventana y se me antoja que alargando el brazo puedo peinarle las primeras canas del otoño a Abantos y otros de sus compañeros montes, mientras mis perras miran interesadas los movimientos de urracas y ardillas en las encinas... La verdad, cuando tengo que bajar a Madrid -y ya procuro que sea lo menos posible- me dan sudores fríos.

Almena, voy a enlazar tu blog al mío. ¿Te importa?

Un abrazo cálido.

Hannah

Anónimo dijo...

las ciudades todas, nos estan consumiento con sus vertilidades y cemento...buena descricpción la tuya del sentimiento quenos invade

Anónimo dijo...

Me gustan los edificios altos, desde ellos también se pueden ver las estrellas... aunque nos hagan sentir más pequeños y parezca que nos engullen, también tienen su atractivo...

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Verticalidad que impide reconocernos más allá del anonimato con el que cruzamos miradas y prisas, como el "frío" con el que están construidos.
Un abrazo cálido:)

Anónimo dijo...

Bueno, la verticalidad creo que no sólo desafía la ley gravitatoria, sino que ahorra espacio. Bonitos versos, que como siempre ponen luz sobre algo que parece nimio, pero que también es grande. Un abrazo desafiando la fuerza gravitatoria. Besillos también.

almena dijo...

hannah ¡claro que no! al contrario. Gracias. (y qué suerte vivir en ese marco).
----------
Yume bienvenida! : )
------------------
Oscar Pita bienvenido!!
------------------------------
y para todos un besazo y mis deseos de que tengais el mejor fin de semana

Luis Caboblanco dijo...

Hola Almena... te haré un post en tu honor en cuanto pueda.

Besos

Anónimo dijo...

No me gustan esos edificios, producen una sensación de frialdad y desde luego no dejan mirar a las estrellas y apenas al cielo.
Un abrazo