13 enero 2006

Yo soy quien decide


Ya he traído antes a este blog alguna de las historias que Tony de Mello solía utilizar cuando enseñaba. Hoy, al hilo de determinados "condicionantes" que en ocasiones parecen decidir por nosotros u obligarnos a tomar decisiones indeseadas, traigo esta historia que también se le atribuye a él.

"Un señor iba todos los días a comprar el periódico a un puesto cercano a su casa, pero cuyo dueño era tan arisco que, al venderle el periódico, le insultaba y se reía de él a diario.
Un amigo de aquel señor lo notó y le dijo: '¿Por qué te empeñas en comprarle todos los días el periódico a ese vendedor que te trata tan mal? A la misma distancia tienes otro puesto cuyo dueño es muy amable y tendrá sumo gusto en proporcionarte todos los días el periódico sin que tengas que someterte a los insultos de ese loco.'
A lo que la víctima de los insultos contestó: 'Y ¿por qué ha de ser ese señor, que, según tú, me insulta, quien encima decida dónde he de comprar yo el periódico?"

28 comentarios:

ideas dijo...

Cada uno debe ser el capitan de su barco, escoger el rumbo que quiere llevar en su vida... y mantener ese timon firme en medio de la tormenta...

lil dijo...

Me gusta esta historia, almenita... Si yo tuviera que dejar algo a lo que estuviera sometida, por ejemplo, una adicción a una sustancia. Esa substancia, me produciría placer, sería reclamada por mi organismo, mi vida entera giraría en torno a ella (el quiosquero amable). La lucha contra ella me produciría el efecto contrario (el quiosquero borde). Mi decisión de abandonar algo que me somete, no produciría en principio efectos agradables sino todo lo contrario, pero yo sería dueña de mi vida, de mis actos, sobre lo que quiero o no... ;-)

Ahora decido que me voy a trabajar, que llego tardeeee

Un montón de besitos

Anónimo dijo...

Todo un pequeño prodigio de personalidad y sentido del humor.
Un abrazo.

Tastavins dijo...

Si llevamos la pequeña anécdota a otras circunstancias de la vida más importantes diría que con dos co* a aguantar, pero por un periódico... mejor cambiarse. Creo que es importante tener siempre una sonrisa y un gesto amable para los demás.
Muy buena historieta, simpática y hace pensar.
Salu2!

Anónimo dijo...

Hasta cierta manera es una forma más de enfrentarse a la adversidad o, más concretamente, a la violencia.

Hace falta mucha sangre fría y sentido -que son en estos casos más caros que el valor-, para reaccionar así.

Salud y Fraternidad

Galufante dijo...

Estimulante fábula...percibe mis aplausos????

Agur.

Lula Towanda dijo...

Me parece un canto al libre albedrío.
Tengo en el despacho un libro de Anthony de Mello titulado la oración de la rana que me prestó una amiga hace ya bastante tiempo pero que no le leído. Al leer tu post lo he rescatado de su olvido.

Anazia dijo...

Y que diga que sí, yo soy de sea opinión...

Anónimo dijo...

Soy, desde hace mucho tiempo, una admiradora de Tony de Mello, y poseo varios de sus libros.
Como siempre, su enseñanza es magnífica...
Bicos, queridiña.

Anónimo dijo...

Hola Almena, Zenia desde:

http://imaginados.blogia.com

Coloqué un enlace con Nicaragua en el que hay unas leyendas preciosas.
En nadar contra la corriente hay un encanto.

almena dijo...

Cierto, Ideas.
No dejar que aspectos externos, ajenos a nuestra intención, maneje nuestros actos.

Un beso
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jajajja Masgorelli.
Bueno, no lo decidirías tú ¿no?. La actitud de tu kioskero habría conseguido "sacarte de tus casillas", hacerte cambiar de kiosko, enfadarte... ¡qué poder habría tenido sobre ti!
:-)
besos!
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jajajaja Kuan :-)
cómo conoces las motivaciones de mis posts ;-)
Sí, sí.
Besazo!
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¿verdad que sí, Toshiro?
un beso!
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Sí, Testavins. Tendremos que extrapolar esta historia, que no es más que eso, a otros aspectos realmente importantes...
:-)
besos!
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Es cierto lo que dices, Charles. Creo que yo no sabría tener esas cualidades. Creo que ganaría el kioskero. Que simplemente cambiaría de kiosko...
y él habría podido sobre mí.
Un abrazo!
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Hola, Galufante!
Uno mis aplausos a los tuyos para que le lleguen a Tony de Mello :-)
un abrazo
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Sí, Lula! ¡eso es!
Y rescata a la rana!
:-)
Abrazo grande!
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Anazia ;-) un besito
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Yo también le admiro, Muralla.
Me alegra la coincidencia :-)
¡Un beso!
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Hola, Zenia!
buscaré esos enlaces ¡gracias!
Y un beso

Anónimo dijo...

Totalmente acertado el punto de vista, ciertamente hasta qué punto somos nosotros los que decidimos? buena pregunta para un mejor debate.
Genial Almena, un beso

Anónimo dijo...

Yo conozco a alguien que "tortura" (entre comillas) a los que no quieren saludarle, saludándoles. Muchos se ven en la "obligación de contestarle y así logra que esos que le niegan el saludo se traguen sus palabras y le saluden.

Anónimo dijo...

Eso digo yo, encima le iba aimponer cambiar de rutina? Hay gente para todo.

Gracia spor tus palabras Almena, muchas gracias.

Besos

Anónimo dijo...

Es como lo de que te hagan la vida imposible en el trabajo sólo para no despedirte y hacer que tú solito te largues...

Y digo yo... ¿no será mejor hacer en cada momento lo que quieras -o creas que quieres- hacer sin hacer daño a nadie? Ignorando lo que algunos quieran conseguir hacerte hacer, decir o pensar.
Un besazo wapísima!!

Anónimo dijo...

cambiar el argumentos de las relaciones constituye una habilidad de gran sanidad para enfrentar la vida.

Sujari Bejarive dijo...

Pues tiene el hombre toda la razón. Si lo sigue comprando allí es porque le da la gana. Solo faltaba eso...

Blog de alma dijo...

Todo es cuestión de perspectiva!!
Un besote

Ana M. García dijo...

una vez me contaron el caso de una camarera que dijo incansablemente y con una sonrisa de oreja a oreja: "buenos días, ¿qué desea?" a un cliente, hasta que el farfulló un "grbuenos drgias". El susodicho había entrado en el café, se había apoyado contra la barra y había gritado groseramente "¡Un vino!".

Si es que falta tanta educación...
un abrazo fuerte
M.

almena dijo...

Hola Unda.
Sí. Supongo que si nos detuviéramos a pensarlo, muchas de nuestras decisiones diarias no responden realmente a nuestra única y sola intención.
Besos!
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Exacto, Whithe!
La actitud de los otros no le van a obligar a él a ser un antipático o un mal educado. Y él decide.
Un beso!
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Trini.
A tí las gracias :-)
Y un abrazo
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ay! Hell siiiiii
ese ejemplo que pones es muy, muy típico ¿verdad? así se manejan algunas empresas...
Un beso!
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Sí que es una habilidad, Felipe.
Necesaria :-)
Un abrazo
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Panurgo :-) ¡eso pienso también!
abrazos!
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Alma, y otro besote para ti :-)
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Eso desarma a cualquiera, Maria Guilherme ¿verdad?
Esa es una excelente forma.
un besazo!

almena dijo...

¡Andrea, sí! una historia tuya sobre este tema será genial. Estoy segura.
¡Venga, la esperamos! ¿si?
;-)
Un besazo!

Anónimo dijo...

Bueno, supongo que todo es cuestión de puntos de vista.
Un abrazo

Anónimo dijo...

me parece una gran historia, sin duda, aunq depende de como se mire.. besos

Anónimo dijo...

Muchas veces la gente quiere que hagamos los que ellos hacen. Simpatica historia.

Besos

Anónimo dijo...

No sé por que misteriosa razón no he podido en trar en tu blog hasta ahora. Todas las historias de Mello tienen realmente "su aquel" y todo puede verse desde muchos prismas. Muy curioso. Gracias por darme un "koan" antes de dormir, porque eso es lo que me parece esta historia.

Un abrazo

Hannah

thirthe dijo...

pues eso si que es tener aguante, como se enteren los de marketing...

Anónimo dijo...

A mi también me encanta de Mello. Y, concretamente, esta historia me parece absolutamente genial y contracultural.

Me encanta!!!

Anónimo dijo...

La verdad es que esta historia te hace pensar, a mi me pasa algo parecido con las cajeras del Condis (el súper donde a veces voy a comprar) No es que me insulten ni mucho menos, pero nunca contestan a mis "Buenos días" o a mi "Adiós"... Ni se inmutan, además ponen una cara de perro que asusta... A veces le he dicho a mi chico qué no sé pqué vamos a comprar ahí... Qué son unos estupidos que parece que te perdonen la vida... Pero es lo que dice la moraleja de esta historieta ... ¿Y por qué van a decidir ellos por mi? Además, es el súper que tengo más cercano para las urgencias... Hay que aprender a pasar un poco de los amargados y ponerle una sonrisa a la vida, aunque a veces cueste. Un besazo Almena. COMELLA