Ayer, aún ponían una nota natural y bellísima sobre aquella mesita. Se alzaban (aunque ya con esfuerzo), ofreciendo generosamente a nuestros ojos todo lo que poseían: su colorida belleza. Y lo hacían con la generosidad del que sabe que con ello está cumpliendo con su misión en la vida.
La suya, su misión, era esa: ofrecer belleza para ser disfrutada. ¡Y con qué generosa y total entrega la llevaban a cabo!
No sé si ellas podían sentir el disfrute que proporcionaban
No sé si ellas podían sentir que en tal empeño estaban terminando con su vida. Al día siguiente, exhaustas ya, doblaban hacia abajo sus pétalos aún esforzados en tersura.
Y ella las sacó delicadamente del jarrón. Las tomó en sus manos con cuidado y la vi salir al jardín. Se dirigió hacia la caseta donde reposaban las herramientas y eligió un pequeño azadón. La seguí.
¿Qué vas a hacer? –pregunté-
Devolverlas a su origen –me dijo-.
Me entregó las dos flores mientras allá, en un tranquilo extremo del jardín, cavaba un pequeño hoyo. Y me indicó que pusiera en él las flores.
Yo, que las admiro y las disfruto mientras son bellas, sé que las habría puesto en la bolsa de la basura.
Y en ese momento me avergoncé internamente.
Y en ese momento, “algo” me hizo sentir que, aquellas flores muertas que tenía en mis manos, eran los restos de una vida que se entregó desinteresadamente en la tarea de proporcionarme placer.
Y las deposité con inmenso respeto en el pequeño hoyo.
Mientras yo pensaba en todo esto, ella las cubría con la tierra de la que vinieron.
La suya, su misión, era esa: ofrecer belleza para ser disfrutada. ¡Y con qué generosa y total entrega la llevaban a cabo!
No sé si ellas podían sentir el disfrute que proporcionaban
No sé si ellas podían sentir que en tal empeño estaban terminando con su vida. Al día siguiente, exhaustas ya, doblaban hacia abajo sus pétalos aún esforzados en tersura.
Y ella las sacó delicadamente del jarrón. Las tomó en sus manos con cuidado y la vi salir al jardín. Se dirigió hacia la caseta donde reposaban las herramientas y eligió un pequeño azadón. La seguí.
¿Qué vas a hacer? –pregunté-
Devolverlas a su origen –me dijo-.
Me entregó las dos flores mientras allá, en un tranquilo extremo del jardín, cavaba un pequeño hoyo. Y me indicó que pusiera en él las flores.
Yo, que las admiro y las disfruto mientras son bellas, sé que las habría puesto en la bolsa de la basura.
Y en ese momento me avergoncé internamente.
Y en ese momento, “algo” me hizo sentir que, aquellas flores muertas que tenía en mis manos, eran los restos de una vida que se entregó desinteresadamente en la tarea de proporcionarme placer.
Y las deposité con inmenso respeto en el pequeño hoyo.
Mientras yo pensaba en todo esto, ella las cubría con la tierra de la que vinieron.
33 comentarios:
Tan delicado y real como la vida misma.
Buena semana.
Besos
Un gesto hermoso y justo, retornar a la tierra lo que de ella sale. Buen inicio de semana.
Un besito
Hannah
Ella elevó a sagrada aquella misión cumplida por las flores. Hizo bella su belleza, la de ambas...
Un gran abrazo, almenita
Ojalá que todo el mundo honrara a las flores.
Un abrazo.
Precioso el post, yo lo suelo hacer pero por otro motivo, -el que sirvan de abono para las futuras plantas- nunca lo había pensado de esta forma por ello desde ahora siempre recordaré tu artículo.
Besitos Almena.
Es mejor admirar la belleza viva que la muerta. No deja de ser contradictorio que la sensibilidad y la crueldad vayan juntas.
Cuanta sensibilidad desprende este post.
Por algo en el feng-shui se desaconseja terminantemente las flores secas...
Yo no puedo evitar sentir debajo de mis pies la vida que dejaron las hojas secas. No puedo evitar sentirlas crujir por una vida que ya no tienen, porque aunque mueren, para mí siguen teniendo vida...
En cierto modo, todo está lleno de vida, aunque a veces parezca que no nos damos cuenta de ello.
Es una historia tan delicada como aquello de lo que habla: la vida.
Salud y Fraternidad
Mi madre es una gran aficionada a comprar flores. Yo, en cambio, prefiero cultivar plantas en macetas. No me gusta segar la vida a cambio de belleza. Me he sentido muy identificada con tu post.
Un beso.
uumm qu ebueno um texto com aroma a flor, e con una mensagem de vida e de sensibilidad
besitos de lisboa
Ellas no son conscientes, al menos no en la medida que nosotros pensamos. A ellas les da igual nuestro deleite, las basta con el propio, ¿y por qué no? ¿por qué siempre buscar algo generoso en esas cosas? Puede ser que lo que hacemos y nos complazca a nosotros, tb complazca a los demás. Muy amenudo sucede eso, aunque no pensemos en plural.
Un besazo almena!
Gracias, cielo, muchas gracias. Este texto aporta tanta belleza y sabiduria.. un abrazo enorme.
Muy sabia acción :)
Salu2!
Cuanta ternura en tu relato de hoy, creo que a partir de ahora cuando quite las flores del jarrón no seré capaz de tirarlas a la basura.
Un abrazo
Un texto precioso...
Mil besos
precioso, un beso
Yo, cuando sea flor, quiero que me entierren con música de Mozart....
Besos florecidos
Egonauta
almenitirri, me ha gustado.... un beso... ya sabes, yo no soy florida elogiando
Uno recoge lo que siembra
Vaya nunca lo había visto así, y al mencionar tu verguenza, no pude sino más que sentir verguenza yo misma, qué horror, es cierto, por más bellas casi siempre se depositan en la basura.. Bueno algunas yo las guardo por ahí y ya secas las dejo en una botella para decorar, pero la mayoría, sin vernguenza ni dolor las tiro a la basura.. Qué horror... Gracias por hacernos reflexionar...
Un abrazo,
Cosas Nimias, me interesa que formes parte de mi plaza imaginaria, es posible hacer un link. Espero tu OK.
Un abrazo
MentesSueltas
Las flores han de estar en su hábitat, o como se diga en el mundo vegetal ;)
Saluditos
Todo vuelve de donde salió...bonito post,te felicito.
Es común por estas Tierras depositar las hojas que caen en otoño en cajones instalados en algún lugar del patio para que se conviertan en tierra de hojas,para luego recircularlas.
Aprovecho de copiar algo de tu blog y te enlazo a Perejilpuntocom.
Saludos desde Noruega.
...cuando ya no son bellas las tiramos a la basura... uffff... me siento fatal por todas aquellas flores que tiré antaño (ahora hace años que ya no, si quiero disfrutarlas, voy a verlas allá donde estén, las dejo vivir en el lugar al que pertenecen).
Un besazo
Tal vez el sol que calentó a esas flores, no fue aquel que está en el cielo, sino la admiración de los que las observaban admirando su fragilidad, colorido y belleza.
Me ha gustado mucho este post y me he emocionado leyéndolo.
Un abrazo
¡Que bonito es entregarse sin esperar nada a cambio!
Un abrazo
Nunca se me ocurría enterrar unas flores secas... Mmmm, un poco extraño ¿no?
Un abrazo.
hello
Bonita sensibilidad la tuya, Almena, pero las flores estaban para dar belleza ojalá a alguien sensible como Uds. Si supieran lo hubieran hecho con gusto, creo yo, para eso existen si son ornamentales nada más: cumplieron su fin. El enterrarlas hace que sus elementos vuelvan a dar felicidad, pero no es falta de respeto ponerlas en el basurero; igual el polvo vuelve al polvo como todos los que las seguiremos.
Un besote de Chile
Un fuerte abrazo a todos.
volver donde se partió para servir a la nuevas flores para ser lo que deben ser, bellas.
sin duda un post precioso.. las flores se lo agradeceran.. besos
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