02 mayo 2005

Lilas

lilaswebshotwebshot

No sé de dónde vino. Una ráfaga, un perfume al pasar, quizá solo una ilusión de los sentidos. Fuera como fuese, yo pude olerla con toda nitidez. Sin duda eran lilas. Era ayer por la tarde y yo caminaba por la calle de siempre, por la acera de siempre, entre el mismo tráfico -quizá menos por la fiesta- de siempre. Y pude aspirar ese olor.

Hacía muchos años que no aspiraba el olor de las lilas. Así, el natural, no el fabricado por un perfumista. Me recordó los años de mi niñez. Había lilos en aquel pueblo, lo recuerdo. Y me era especialmente grato el olor y el color de sus racimos de pequeñas flores.

Pensé de repente que ésto, el recuerdo tan nítido de un grato olor a lilas, era tan absolutamente mío que nada haría que lo perdiera. Exactamente tan mío como asegura el proverbio sufí:

"Lo único que de verdad tienes es aquello

que no podrías perder en un naufragio"

1 comentario:

Trini Reina dijo...

Me gusta el olor a lilas, aunque reconozco que pocas veces las he olido en pleno jardín. Pienso que el sentido del olfato es el que más certeramente nos lleva a los recuerdos. Hay olores que no olvidaremos, así toda una vida pase; como los amores:)

Besos