Despierta somnolienta
–“somnolenta”-
la vieja Semuret.
Aún las diez no son dadas.
y el silencio se enreda en estos muros,
y el empedrado calla.
Enemiga mortal de los silencios,
y a resguardo en su alto campanario,
una campana osada
se atreve a resonar.
La cigüeña la escucha, indiferente,
y comienza su día
en románicas piedras asentada.
Allá arriba, su nido
comparte espacio y tiempo
con la piedra hecha historia,
con la firma indeleble del cantero.
Se están recomponiendo
las calles,
las plazuelas,
las tiendas centenarias,
-“abrimos a las diez”-
y en esa espera,
en el silencio roto sólo por la campana,
Samurah es más vaccea,
más celta, más romana,
más medieval,
más nuevamente vieja.
Doña Urraca,
Bellido,
o el mismo Arias Gonzalo,
podrían aparecer al doblar una esquina.
15 comentarios:
Ay, Almena, cuando te pones, te pones. Me ha encantado. Y todo el texto está repleto de cariño. Transmites.
Un beso grande.
qué bien lo has captado, querida aminúsculA.
Sí, está escrito con todo cariño.
besos!
Yo creo que más que al doblar la esquina, caminan al lado de tu sombra.
Con cariño y arte, desde luego.
Besos
Te conocía los haikus, pero estos versos son todo un halazgo. Muy buenos y nos adentran en lo que ves, como con tus fotos, pero desde dentro tuyo. Gracias
Los versos acallan el tañir de la campana y abren pasillo a la historia, dando vida a quienes la habitaron.
Los lugares son mágicos cuando se les "ve".
Nunca he estado en Zamora...Imperdonable! Un beso, poetisa.
¿Cómo no van a quererte en todas partes como narradora? Así ya puedes... Besos.
Bello, bellisimo....poema,foto.
Guapa, guapa ......
Jade
El encanto de esos pueblos guardan toda la magia de un tiemp pasado que reposa en su empedrado, en sus callejas, en ese campanario... precioso.
y mientros ellos aparecen, nosotros ya estamos allí.
Un beso
Bellísimo Almena, supiste captar toda la historia que encierra en sus piedras esa hermosa ciudad que camina hacia lo moderno sin olvidar lo antiguo y todo ello dejando notar en tus letras el amor que le tienes.
Buen fin de semana.
Traes piedras cargadas de corazones.
Besos.
Cómo he disfrutado de esa Samuret que se despereza,ese ritmo que aún recuerdan las campanas.Ese alma de secano de mis orígenes...¡Poetaza!
Un abrazo
Es espléndido eso de la campana enemiga mortal de los silencios y la firma indeleble del cantero. En quien sólo ha estado por allí de paso se agudiza el deseo de perderse entre esas piedras románicas. Mi saludo cordial.
Es tan fácil dejarse llevar por el sonido de tus palabras... y recorrer Semuret pasito a pasito, y dejarse trasladar a otra época a otra vida.
Ay! Semuret, Samurah, Zamora... no se hizo en una hora, ni se recorre.
Saludos
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